sábado, 30 de mayo de 2009

Pedro Valdo

La leyenda dice que Pedro Valdo era un comerciante adinerado de Lyon que estaba casado y tenía dos hijas. Siendo hombre devoto y católico practicante, tras la muerte repentina de un conocido pidió a un amigo teólogo que le diera consejo de las Escrituras en cuanto a lo que debía hacer para agradar a Dios. En respuesta, su amigo citó Mateo 19:21, donde Jesús dijo al joven rico: "Si quieres ser perfecto, ve, vende tus bienes y da a los pobres y tendrás tesoro en el cielo, y, ven, sé mi seguidor".La leyenda continúa diciendo que Valdo tomó a pecho este consejo. Así, después de proveer para el sustento de su esposa y colocar a sus dos hijas en un convento, comisionó a dos sacerdotes, Etienne d'Anse y Bernard Ydros, para que tradujeran los Evangelios y otros libros de la Biblia al idioma vernáculo —el occitano— que se hablaba en las regiones de la Provenza y el Delfinado (actualmente, el sudeste de Francia). Entonces distribuyó el resto de sus posesiones entre los pobres y se puso a estudiar la Palabra de Dios. Además, predicó en las calles de Lyón, invitando a los habitantes a que despertaran espiritualmente y regresaran al cristianismo según él lo entendía en las Escrituras. Se dice ponía énfasis en la declaración de Jesús: "No podéis servir a dos amos, a Dios y al Dinero" (Mateo 6:24, Lucas 16:13).Puesto que Valdo había sido bien conocido como próspero hombre de negocios, muchas personas le escucharon y pronto tuvo un grupo de seguidores. Les alegró oír el mensaje consolador de la Biblia en su propio idioma, pues hasta entonces la iglesia había impedido que se tradujera la Biblia a otro idioma con la excepción del latín. Muchas personas convinieron en renunciar a sus bienes y dedicarse a enseñar la Biblia en el idioma de la gente común. Se les llegó a conocer como los "Pobres de Lyon". Para ellos, cualquier cristiano, fuera hombre o mujer, podía predicar siempre y cuando tuviese suficiente conocimiento de las Escrituras.Esta predicación laica hizo que en 1179 el papa Alejandro III, al que el propio Valdo había apelado, prohibiese a Valdo y sus seguidores predicar sin el permiso del obispo local. Como era de esperar, el obispo Bellesmains de Lyón rehusó dar su consentimiento. Los registros históricos indican que, ante esta proscripción, Valdo respondió a la jerarquía usando las palabras de Hechos 5:29: "Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres".Valdo y sus asociados continuaron predicando pese a la amenaza de excomunión y persecución. Así, en 1184 el papa Lucio III los excomulgó, y el obispo de Lyón los expulsó de la diócesis.El edicto de excomunión que se extendió contra ellos en el año 1181 les obligó a salir de Lyón, lo que fue beneficioso para su causa. Pedro Valdo huyendo de la intolerancia llegó hasta Polonia en la misma frontera de Rusia, donde murió el año 1217 después de cincuenta y siete años de predicación de las doctrinas valdenses.

Doctrinas de los valdenses
La posición básica de los valdenses primitivos era que la Biblia es la única fuente de la verdad en lo que tiene que ver con la fe.Los valdenses primitivos, al igual que los protestantes de tres siglos después, rechazaban por considerarlas doctrinas antibíblicas la adoración de las imágenes, la transubstanciación, la existencia del Purgatorio, el culto de María, las oraciones a los santos, la veneración de la cruz y de las reliquias, el arrepentimiento de última hora, la necesidad de que la confesión se haga ante sacerdotes, las misas por los muertos, las indulgencias papales, el celibato sacerdotal, y además, rechazaban como ajenos al Evangelio, el bautismo de infantes, la pena de muerte, el uso de armamentos y la participación en guerras.Aceptaban sólo dos sacramentos: el bautismo, "abierta confesión de nuestra fe y del cambo de nuestra vida" y la comunión o Cena, en que con fe, amor y autoexamen, recibimos el pan y el vino, ya que nosotros también llegamos a hacer parte del cuerpo y sangre de Cristo". Consideraban el matrimonio como "bueno, santo e instituido por Dios , de manera que a nadie debe prohibírsele casarse" (en alusión a la prohibición católica del matrimonio de los sacerdotes y al rechazo de los cátaros a la sexualidad y la procreación), aunque estimaban la castidad como un don.Los valdenses rechazaron el ejercicio por parte de la iglesia de poder estatal, de jurisdicción temporal, la imposición de la fe a la fuerza o la dominación por las armas. También rechazaron el uso de imponentes y elegantes edificios religiosos y consideraban que "Babilonia la Grande, la madre de las rameras", era la Iglesia de Roma, e invitaban a sus oyentes a huir de ella Apocalipsis 17:5;18:4.En su obra de predicar, los valdenses primitivos enseñaban la Biblia y daban mucha importancia al Sermón de la montaña y al Padre nuestro, en los cuales se muestra que el reino de Dios es lo que se debe buscar primeramente y lo que se debe pedir en oración (Mateo 6:10,33). Sostenían que cualquier cristiano, fuera hombre o mujer, que poseyera suficiente conocimiento de la Biblia estaba autorizado para predicar las "buenas nuevas".Además, consideraban a Jesús como el único mediador entre Dios y el hombre. Puesto que Jesús había muerto una vez para siempre, ellos sostenían que un sacerdote no podía reanudar este sacrificio por medio de celebrar una misa. Los valdenses primitivos conmemoraban la muerte de Cristo, utilizando pan y vino como símbolos.Los valdenses primitivos sostenían que no era necesario ir a una iglesia para adorar a Dios. Celebraban reuniones clandestinas en establos, hogares particulares y dondequiera que pudieran hacerlo. Durante estas reuniones estudiaban la Biblia y preparaban nuevos predicadores, los cuales acompañaban a los más experimentados. Viajaban en pares de granja en granja y, cuando estaban en los pueblos y aldeas, iban de casa en casa. El autorizado libro de consulta intitulado Dictionnaire de Théologie Catholique (Tomo 15, columna 2591) en un artículo que, por lo demás, no favorece a los valdenses, declara:"Desde la más tierna edad, sus hijos empezaban a aprender los Evangelios y las Epístolas. La predicación de sus diáconos, sacerdotes y obispos consistía principalmente en citas de la Biblia".En el año 1533, los valdenses, se unieron a la Reforma Protestante. Este hecho, que en principio significó un importante aventón para el movimiento, pronto se transformó en una situación de peligro. La Iglesia Católica Romana no toleraría protestantes en en patio de su casa. Una vez más fueron perseguidos y muchos asesinados. Miles de valdenses se exiliaron en Suiza y Alemania en donde se establecieron formando comunidades.Hoy en día el movimiento valdense sigue vivo con el nombre Iglesia Evangélica Valdense.